El presente artículo identifica diez importantes limitaciones en el componente social de los Estudios de Impacto Ambiental (EIA), cuyo efecto combinado degrada la calidad de los EIA e incluso llega a desvirtuar el propósito detrás de la elaboración de tales estudios. Los puntos identificados se basan en el análisis iterativo de EIA elaborados para distintos proyectos de inversión en varios países de América Latina, particularmente en sectores como transporte y energía. Las limitaciones más relevantes identificadas en dichos estudios son:
1) Sesgo que privilegia los temas ambientales sobre los aspectos sociales en los EIA. Tradiciones disciplinarias, requerimientos legales y prácticas idiosincráticas han creado un sistema donde el tratamiento de los aspectos sociales de los proyectos es mínimo en comparación con los temas ambientales. Esto se da aun cuando los problemas sociales en un proyecto son de mayor importancia y complejidad que los aspectos ambientales, afectando la capacidad de dichos estudios de reflejar los temas que realmente son importantes en cada proyecto.
2) Insuficiente nivel de análisis de la información recopilada en los estudios. La mayoría de la información social en los EIA se limita a temas descriptivos, sin un esfuerzo adecuado para analizar el significado de la información presentada y determinar su relevancia para los proyectos específicos a los cuales los estudios se refieren. La ausencia de una metodología de análisis de impactos sociales apropiada a las características de los proyectos y el contexto en el cual se van a implementar es usualmente evidente.
3) Inadecuada cobertura de los impactos sociales indirectos. Los proyectos de inversión generalmente generan impactos sociales directos e indirectos, pero en la elaboración de los EIA se han venido presentando serias deficiencias en la cobertura y análisis de los impactos sociales indirectos. Temas como gentrificación en áreas urbanas, desplazamiento de pequeños productores, apertura de vías de acceso secundarias para la extracción de recursos naturales, cambios en las tendencias del mercado y las fuentes de subsistencia de las familias, patrones migratorios, proliferación de enfermedades de transmisión sexual, incremento en la violencia doméstica, y conflictos internos en las comunidades rurales, entre otros, son regularmente excluidos o tienen una cobertura muy limitada en el análisis de impactos sociales.
4) Limitada flexibilidad para adaptarse a los requerimientos específicos de cada proyecto. El uso de tablas de contenidos predefinidos muchas veces no permite capturar las particularidades de cada contexto socio económico y cultural en el que se tiene previsto ejecutar un proyecto. La recopilación de información sobre temas definidos antes de iniciar el estudio, sin establecer prioridades que determinen su relevancia específica para cada proyecto, es una práctica común que desperdicia valiosas oportunidades para realizar análisis adecuados.
5) Limitada integración entre las diferentes secciones de los EIA. La estructura de dichos estudios es normalmente segmentada, lo cual dificulta el establecimiento de asociaciones entre las distintas partes de un estudio, así como el análisis del efecto combinado de los distintos impactos y riesgos de un proyecto en la vida de las personas afectadas. El intercambio de ideas entre los distintos profesionales que participan en la elaboración de los EIA también es muchas veces insuficiente, lo cual limita las posibilidades de reducir impactos negativos como resultado de cambios en los diseños, por ejemplo. Asimismo, la conexión entre impactos creados y medidas de mitigación requeridas muchas veces no es clara, limitando el potencial de las medidas propuestas de responder a las necesidades realmente existentes.
6) Sentido inadecuado de proporción y prioridades en la elaboración de informes. Muchas veces los EIA se preparan bajo el supuesto que más es mejor, lo cual se refleja en la presentación de informes innecesariamente voluminosos, lo cual crea problemas a distintos niveles, particularmente en cuanto al proceso de revisión de la información de los EIA, el cual usualmente implica plazos bastante limitados para realizar observaciones.
7) Limitado tiempo disponible para completar los estudios. Este es un desafío recurrente entre las agencias que implementan proyectos de inversión, las cuales usualmente cuentan con cronogramas de trabajo bastante estrechos. Como resultado, las firmas consultoras que elaboran los EIA solo pueden obtener datos superficiales dentro del limitado tiempo disponible, los cuales muchas veces no son suficientes para recopilar la información social necesaria y realizar el análisis requerido según las características especificas de los proyectos.
8) Poca familiaridad del personal permanente con entornos sociales específicos. Este es el caso del personal de planta que frecuentemente es asignado a diversos proyectos en contextos geográficos distintos, lo cual les permite conocer el contexto de los proyectos solo de manera superficial. Sin embargo, existen temas respecto a los cuales es necesario tener un conocimiento profundo del contexto social, económico y cultural de la población para poder realizar análisis adecuados, como en el caso de interacciones con comunidades indígenas, relaciones de género, o el ejercicio de la violencia, respecto a los cuales los análisis superficiales no permiten capturar las situaciones de riesgo y los posibles efectos del proyecto en la intensificación de los impactos negativos sobre grupos vulnerables.
9) Tendencia a completar solo los requerimientos mínimos. En la elaboración de EIA muchas veces existe un incentivo para la reducción de costos, creando una tendencia a cumplir solo con los requerimientos mínimos establecidos en los términos de referencia de las firmas consultoras, aun cuando en la práctica se identifiquen situaciones que requieran mayor dedicación. Esta situación genera una relación inversa entre la calidad de los reportes producidos y el margen de utilidad para las empresas que elaboran los EIA. Esta tendencia se puede controlar con una adecuada definición de prioridades y mayor flexibilidad en el tratamiento de los temas sociales, en función a las necesidades específicas de cada proyecto.
10) Resistencia a incorporar cambios que involucren esfuerzos adicionales significativos. En muchos casos los requerimientos adicionales de los evaluadores de los EIA se toman como un criticismo al trabajo realizado por las firmas consultoras y sus especialistas, dificultando el establecimiento de un entorno de trabajo constructivo orientado al mejoramiento en la calidad de los reportes socio ambientales. Al respecto, la cultura organizacional de cada firma determina en gran medida la manera como se maneja la retroalimentación y el criticismo constructivo para mejorar la calidad de los EIA.
El siguiente gráfico presenta de manera resumida los diez puntos previamente mencionados, los cuales se manifiestan de manera recurrente en la elaboración de EIA. Mientras más factores se presenten en un determinado estudio, su calidad disminuye, creando una brecha entre (a) las altas expectativas de los clientes respecto al potencial de los EIA de identificar adecuadamente los impactos sociales de un proyecto y proponer medidas de mitigación apropiadas, y (b) la baja calidad de los EIA que los clientes usualmente reciben en la práctica.
Los puntos mencionados muestran que el proceso de elaboración del componente social los EIA presenta una serie de limitaciones que degradan de manera significativa la calidad de dichos estudios. Estas limitaciones afectan el proceso de identificación de impactos y riesgos sociales, la elaboración de los planes y medidas para prevenir, reducir, mitigar y/o compensar adecuadamente a la población afectada, y la credibilidad de los EIA en el contexto social en el que operan, un aspecto crítico en lugares sociopolíticamente sensibles. Por consiguiente, resulta necesario reevaluar las prácticas actuales e introducir mejoras significativas a distintos niveles.
Parte importante de este proceso es la transición hacia estándares más rigurosos en la gestión social de los proyectos, involucrando un mayor nivel de dedicación en la recopilación de información y el análisis de impactos sociales. La adopción temprana de estándares internacionales, los cuales se basan en buenas prácticas aplicadas a la gestión social, podría reducir la brecha recurrente entre las expectativas y la realidad de los EIA.
Establecer un mecanismo auténtico para la gestión efectiva de los impactos sociales de los proyectos es un proceso muy significativo, no solo para promover la viabilidad social de los proyectos, sino principalmente para manejar adecuadamente los posibles impactos adversos que los proyectos de inversión podrían causar en las personas afectadas.
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