En la Reserva de Biosfera del Manu habitan poblaciones indígenas en contacto inicial, las cuales mantienen escasas relaciones con la sociedad externa y donde las visitas de personas extrañas son poco frecuentes. Generalmente se hallan asentadas en lugares geográficamente distantes y de difícil acceso, lo cual les permite mantener un estilo de vida autónomo y sin significativas influencias foráneas.
Sin embargo, éstos indígenas no se hallan libres de amenazas, particularmente debido a su situación de alta vulnerabilidad frente a la presencia de enfermedades externas, respecto a las cuales su organismo no cuenta con defensas biológicas suficientes. Por tal motivo, la transmisión de enfermedades infecto-contagiosas, y la falta de una respuesta adecuada, podrían afectar de manera dramática a su población, tal como sucedió entre los Nahua y otros grupos nativos (Zarzar 2002; Tello 2000).
Por consiguiente, es necesario reconocer que el establecimiento de relaciones con indígenas en contacto inicial genera amenazas importantes, las cuales deberían ser tomadas en consideración, y en función a ello asumir actitudes de prevención. Este folleto incluye un conjunto de recomendaciones orientadas a disminuir los potenciales efectos negativos que se podrían generar entre indígenas en contacto inicial como resultado de expediciones a su territorio y el establecimiento de relaciones con ellos.
Antecedentes Generales
Las indígenas en contacto inicial son grupos poblacionales que se encuentran en una etapa reciente de articulación cultural, donde sus relaciones con los distintos sectores externos aún no se encuentran plenamente establecidas. Estos grupos prefieren mantener un estilo de vida independiente y acorde con sus costumbres tradicionales.
Por ello, el principal criterio que debe orientar nuestras acciones como personas externas a dichos grupos es el respeto a su derecho de auto-determinación, particularmente en cuanto a su decisión de continuar viviendo alejados de los modos de vida propios de la sociedad occidental, sin establecer juicios valorativos respecto a ello basados en nuestras propias percepciones, y respetando su estilo de vida, valores, creencias, comportamiento y costumbres tradicionales.
La carencia de bienes materiales que los visitantes generalmente observan se compensa por la reproducción de un estilo de vida ancestral, basado en las distintas ventajas que los recursos del bosque les proporcionan para sus actividades de subsistencia, sin tomar más de lo necesario, y actuando dentro de un equilibrio espiritual que les permite una interacción armónica con su entorno natural.
La forma como percibimos a los indígenas y a sus manifestaciones culturales predispone en alguna medida nuestro posterior comportamiento hacia ellos. Por consiguiente, es necesario asumir una perspectiva tolerante, sin imponer criterios valorativos, conociendo y respetando sus patrones tradicionales de conducta.
Sin embargo, éstos principios no implican que debamos asumir una actitud neutral frente a la problemática indígena, puesto que es necesario establecer mecanismos de prevención para poder garantizar en la medida de lo posible su salud e integridad, así como también contribuir a mejorar sus condiciones de vida, dentro de una lógica de preservación de sus valores culturales tradicionales.
Las poblaciones indígenas en contacto inicial más numerosas asentadas en el ámbito de influencia de la Reserva de Biosfera del Manu son de filiación étnica matsiguenka. Sus principales asentamientos se ubican en las cuencas de los ríos Piñi Piñi y Mameria, además de otros asentamientos en los ríos Sotileja, Cumerjali, Santaniato, Tashibiniato y Shireniato, así como también al costado de los ríos Shinkibenia y Alto Palotoa.
Asimismo, encontramos poblaciones indígenas Nanti en contacto inicial en las comunidades de Montetoni y Marankiato en el río Camisea, además de subgrupos matsiguenka conocidos como Kugapakori o Kirineri, en las partes altas y cabeceras de los ríos Paquiria, Timpía y Yuyato. Adicionalmente, se encuentran también indígenas Yora (Nahua) en la comunidad de Santa Rosa de Serjali, en el río Mishahua.
Por lo general, las poblaciones indígenas en contacto inicial se encuentran en una situación de alta vulnerabilidad frente a las enfermedades externas, ante las cuales su organismo no cuenta con defensas adecuadas, de manera que el contagio de éstas enfermedades podría afectar seriamente a su población. Esta situación se agrava debido a su ubicación geográfica alejada de los centros poblados, lo cual no permite un acceso oportuno a los servicios de salud que pudieran requerir en tales circunstancias.
Por consiguiente, las visitas a los lugares donde habitan indígenas en contacto inicial que no tengan como objetivo brindar servicios de salud deberían reducirse al mínimo posible, para evitar la transmisión involuntaria de agentes virales y bacterias externas. Sin embargo, en caso que se requiera efectuar expediciones institucionales de reconocimiento para la protección del área, recomendamos adoptar las recomendaciones que se presentan en las siguientes secciones.
El principal criterio normativo debería constituirse a partir del respeto a la salud e integridad indígena, tomando conciencia que aún adoptando medidas preventivas, las visitas de personas externas podrían perjudicar de manera significativa los patrones de salud y el bienestar de la población indígena.
Precauciones Médicas
En el caso de expediciones hacia la zona donde habitan indígenas en contacto inicial, es altamente recomendable que los visitantes sean vacunados contra enfermedades como influenza, fiebre amarilla, hepatitis, difteria-tétano, tifoidea, tos convulsiva (pertusis) y trivírica (rubéola, sarampión y paperas).
Asimismo, las distintas expediciones deberían contar con la presencia de personal del Ministerio de Salud que trabaja en la zona, el cual conoce la realidad local, para de ésta manera poder atender adecuadamente las distintas situaciones que requieran del consejo o intervención médica, tanto entre el personal de la expedición como entre los pobladores indígenas, quienes muchas veces presentan algún problema de salud que requiere ser atendido.
Una de las precauciones más importantes es que las personas que presenten problemas de salud, especialmente infecciones respiratorias, no deberían ingresar bajo ninguna circunstancia a la zona donde viven indígenas en contacto inicial, puesto que podrían contagiarles su enfermedad fácilmente. Si durante el desarrollo de la expedición algún visitante se sintiera mal de salud, aun si los síntomas son leves, se deberá comunicar dicha situación al personal médico lo más pronto posible para iniciar su tratamiento inmediato.
Al inicio de la expedición, es recomendable suministrar a todo el personal que ingresa una monodosis quimioprofiláctica aun si no presentan síntomas de enfermedades. Es decir, antes de iniciar el viaje las personas deberían ingerir una dosis concentrada de algún antibiótico de amplio espectro, bajo supervisión médica (Del Carpio 2002). Este procedimiento ayuda a eliminar temporalmente las bacterias y agentes virales latentes en el organismo que permanecen inactivos, y que probablemente puedan manifestarse durante el viaje como resultado de la fatiga del viaje, el frío, la humedad y la falta de alimentos adecuados.
De manera similar, se debería alentar a los nativos a emplear medidas profilácticas, principalmente a desinfectar sus viviendas después de contar con la presencia de personas extrañas, pudiendo utilizar para ello las cenizas remanentes en su hoguera, esparciéndolas por los objetos y lugares donde los visitantes estaban ubicados durante su estadía.
Es necesario también mantener y transmitir precauciones sanitarias, como lavarse las manos antes de comer y preparar los alimentos, además de evitar ingerir agua que no haya sido previamente hervida. Se deberá evitar incluir en la ración de víveres los alimentos que puedan deteriorarse en función a las condiciones climáticas, como queso fresco, mayonesa y otras salsas preparadas con leche, entre otros.
Como medida de precaución se recomienda usar prendas con mangas largas y evitar acercarse a los ríos y corrientes de agua entre las 6 y 7 p.m., debido a la presencia de insectos voladores. Cuando los visitantes tengan que defecar en el campo, para evitar la contaminación fecal de las aguas no deberían hacerlo en el curso de los ríos o arroyos, sino realizarlo en terreno firme y luego enterrar las heces, para disminuir el riesgo de transmisión de enfermedades por ésta vía.
Asimismo, la basura acumulada se debe disponer en bolsas plásticas que deben ser llevadas con éste fin, y luego ser enterradas o traídas de retorno, puesto que los desperdicios en descomposición dejados al aire libre constituyen un ambiente propicio para la fermentación y el desarrollo de enfermedades que luego pueden ser transmitidas a las personas, principalmente a través de los insectos.
Cabe resaltar que bajo ninguna circunstancia se deberá donar o intercambiar objetos de uso personal que hayan estado en contacto cercano con el cuerpo, como ropa usada sin lavar, puesto que existe la posibilidad que tales artículos puedan estar impregnados con bacterias o agentes virales externos, y constituirse como un medio de transmisión de enfermedades.
En el caso de presentarse situaciones de emergencia médica entre nativos en contacto inicial, la estrategia de intervención más recomendable sería brindar las facilidades logísticas necesarias a la dependencia del Ministerio de Salud más cercana, para que organicen expediciones inmediatas, brindando atención médica en los mismos lugares de residencia de los nativos. Visitas periódicas para atender sus problemas de salud también son importantes.
Esta estrategia está orientada a evitar la presencia de los nativos en los centros poblados, puesto que allí existen amenazas mucho mayores, no sólo en cuanto a la adquisición de nuevas enfermedades, sino también en cuanto a los riesgos de explotación laboral y generación de dependencia cultural, además de la dificultad que representa brindarles alojamiento y alimentación por un tiempo prolongado durante su periodo de recuperación.
Normas de Comportamiento
El principal criterio en el establecimiento de relaciones con indígenas en contacto inicial es conducirse con un profundo respeto hacia la cultura de la población que se visita, y comportarse como huéspedes cuidadosos en su territorio. Es recomendable iniciar un proceso de aprendizaje de la cultura local para establecer mejores relaciones en función a sus patrones tradicionales de conducta.
En ese sentido, se deberá evitar en lo posible perturbar la vida cotidiana de los pobladores, reduciendo el tiempo de las visitas al mínimo, de tal forma que los nativos puedan realizar sus actividades productivas con normalidad, y se reduzca asimismo el riesgo de transmisión de enfermedades externas.
En cuanto a los saludos, si no se conoce el idioma, los visitantes deberán limitarse a efectuar sonrisas ligeras y gestos de amabilidad, o estrechar la mano si los nativos toman la iniciativa. Entre dichos indígenas no se acostumbra ni es recomendable saludar con besos en la mejilla. Asimismo, se deberá evitar tomar fotografías o filmar a las personas indígenas sin su consentimiento previo, puesto que esto podría considerarse como una falta de respeto y generar un sentimiento de malestar.
Por otro lado, se debería evitar el rechazo de alimentos ofrecidos por los nativos, especialmente en el caso del masato y la carne de animales salvajes, ya que dicha negación mantendría el distanciamiento social, afectando el sentimiento de solidaridad y confianza que guía a los nativos en el establecimiento de relaciones amistosas o conflictivas.
Al respecto, el hecho de recibir bienes o alimentos por parte de los nativos genera la necesidad implícita de una retribución, la cual debería establecerse en función a la disposición de bienes. En ese sentido, los artículos más apreciados por los nativos son machetes, cuchillos, linternas y baterías, jabón, plásticos, anzuelos y cordeles de pesca, fósforos y encendedores, mosquiteros, además de insumos alimenticios como azúcar, sal, arroz, leche, entre otros.
En éste contexto, se podría establecer una relación equitativa en los intercambios con los indígenas, sin buscar en ello un beneficio personal, y tomando en cuenta que los intercambios sólo deberían darse si existe una iniciativa por parte de los nativos. En éstas transacciones, se podría establecer el valor de los productos indígenas a partir del cálculo en días de trabajo necesarios para elaborar un determinado artículo, y en función a ello estimar una retribución.
De manera similar, una forma de mejorar el estado nutricional entre la población indígena es a partir del apoyo al cultivo de nuevos productos alimenticios, donde la donación de semillas de productos naturales propicios para la zona (especialmente cítricos) podría ser un elemento importante a tomar en consideración respecto a la retribución por los alimentos y la atención brindada.
Asimismo, se debería restringir el acercamiento a los indígenas y evitar el establecimiento de relaciones cercanas con miembros del sexo opuesto, especialmente de determinados comportamientos que puedan interpretarse como de interés sexual, ya que actitudes de éste tipo podrían generar conflictos.
Por otro lado, se deberá evitar la captura o transporte cualquier animal silvestre, incluso si son ofrecidos como regalo por los nativos visitados, puesto que la posesión o traslado de especies silvestres se halla restringida por la legislación peruana, además del riesgo que el mencionado animal pueda ser portador de algún virus perjudicial para la salud humana.
Preparación y Realización de Viajes
Como medida general, en aquellos casos de poblaciones indígenas asentadas en lugares de acceso remoto sin muchos contactos con personas extrañas, y de quienes no se tenga información que sean víctimas de enfermedades contagiosas, se debería evitar las visitas a dichos lugares hasta tener una razón justificada, disminuyendo así los riesgos de transmisión involuntaria de enfermedades externas.
Cuando resulte necesario realizar una visita, un aspecto importante en la planificación del viaje es la habilitación del equipo básico de campo para todo el personal que integra la expedición, incluyendo a los traductores, asistentes y guías nativos. Se debería incluir carpas, bolsas de dormir, impermeables y linternas, de manera que todo el personal esté protegido contra las inclemencias del clima, disminuyéndose de ésta manera el riesgo de contraer enfermedades durante el desarrollo del viaje.
Es aconsejable que los viajes por río se realicen entre las 6:30 a.m. y las 5:00 p.m., para permitir un adecuado descanso del personal de la expedición luego de un día agotador, y evitar así una disminución de las defensas orgánicas, lo cual podría generar cuadros infecciosos que podrían ser transmitidos a los nativos.
De manera similar, la expedición debe ser capaz de auto abastecerse sin necesidad de consumir los recursos del bosque, por lo cual se debe llevar alimentos en cantidad suficiente y con alto contenido nutritivo, para reponer adecuadamente los nutrientes que el cuerpo humano necesita, evitando una disminución de las defensas orgánicas. Los alimentos deberán protegerse del sol, lluvia, polvo, mosquitos, y roedores, entre otros agentes perjudiciales.
Un elemento importante es que las distintas expediciones deberían incluir sólo el número indispensable de personas, puesto que a mayor cantidad de visitantes se incrementa el riesgo de transmisión involuntaria de enfermedades, y la activación de infecciones latentes que podrían ser dañinas para la población indígena.
Asimismo, el personal asignado debe ser capaz de adaptarse a las dificultades del viaje y contribuir en el desarrollo del mismo. Si el viaje se realiza por río, los integrantes deben saber nadar y apoyar a los motoristas y tripulantes en caso que éstos lo requieran, y como regla general, se deberá evitar acampar en las proximidades de un asentamiento indígena.
En la realización de los viajes, se deberá contar con la presencia de un traductor indígena que conozca el idioma local, retribuyéndole económicamente por sus servicios y a la vez vigilando sus actividades, para evitar que dicho traductor busque beneficios personales o se adjudique méritos por los servicios prestados por las instituciones estatales, y obtener así una mayor influencia entre los nativos visitados que luego podría explotar en beneficio personal.
Cabe señalar que el encargado de la expedición deberá responder por cualquier incidente o conducta perjudicial para los nativos que pudiera generarse por parte de los visitantes, por lo cual deberá mantener una actitud vigilante respecto a las actividades de su personal. En éstas visitas no se deberían portar armas de fuego, ni llevar bebidas alcohólicas, o cualquier otro instrumento o sustancia potencialmente perjudicial.
En caso que los nativos visitados manifiesten un malestar respecto a un problema que los aqueja o se constate la existencia de enfermedades y/o algún tipo de amenaza latente, se deberá recoger los testimonios de los nativos y las observaciones efectuadas, para luego presentarlas por escrito en una carta dirigida a las instancias de coordinación encargadas de la preservación de su salud e integridad.
En tal sentido, las instancias regionales de coordinación se hallan inicialmente constituidas por la Jefatura del Parque Nacional del Manu, la Federación Indígena del Río Madre de Dios y Afluentes (FENAMAD), la Defensoría del Pueblo del departamento, el Proyecto Pro-Manu, la dependencia más cercana del Ministerio de Salud, además de otras instancias gubernamentales y ONG’s, las cuales deberían actuar de manera concertada para prevenir y atender los distintos problemas de las poblaciones indígenas en contacto inicial de su jurisdicción.
Recepción a la Población Nativa
La presencia de indígenas en contacto inicial en los centros poblados sólo debería darse como resultado de una iniciativa tomada por los propios nativos, y no motivados por influencias externas, quienes hayan decidido voluntariamente realizar una visita o acercamiento a un poblado, haciendo uso de su legítimo derecho de acercarse o mantenerse alejados de los distintos sectores y agentes externos.
En ese sentido, en caso de un acercamiento por parte de los nativos se deberá tomar conciencia que se trata de personas que tienen muchas carencias y se encuentran en una situación de amplia desventaja respecto a otras personas habituadas a un entorno urbano, debido principalmente a su falta de articulación cultural, la cual no les permite integrarse al sistema productivo y obtener los medios económicos requeridos para satisfacer sus necesidades básicas.
Por consiguiente, nuestro desempeño como representantes de una sociedad que posee mayores recursos materiales, y a la cual frecuentemente se la caracteriza como “más civilizada”, debería ubicarse a la altura de las circunstancias, y responder adecuadamente a los requerimientos de los nativos durante su estadía en los centros poblados.
En éstas circunstancias, generar una respuesta adecuada no se refiere solamente a tener un trato cordial y respetuoso respecto a sus costumbres tradicionales, sino también a la disposición para brindarles un apoyo concreto en cuanto a alojamiento, abrigo y alimentación durante su visita, especialmente en aquellos casos cuando los nativos se encuentren enfermos y requieran permanecer en el poblado durante el periodo correspondiente a su recuperación.
En el caso de su alojamiento, se recomienda asignarles un lugar en lo posible apartado de la presencia continua de observadores, transeúntes y otras personas realizando sus actividades cotidianas. Asimismo, dada su falta de defensas orgánicas, los nativos son muy sensibles a los factores que favorecen la manifestación de infecciones respiratorias, como son el frío, las brisas nocturnas y la humedad.
Este tema se debería ver con especial interés, brindándoles condiciones de abrigo adecuadas para evitar amenazas a su salud, a partir de la donación de frazadas y esteras que permitan un adecuado aislamiento de la superficie del suelo, además de habilitar una hoguera que les brinde calor y sirva para la preparación de sus alimentos. Sin embargo, se deberá evitar proporcionarles ropa usada que no haya sido previamente lavada, así como objetos personales que hayan estado en contacto cercano con el cuerpo.
Cuando los nativos se encuentren enfermos, es recomendable coordinar esfuerzos entre las distintas personas e instituciones de la zona, involucrando a las autoridades locales para poder brindarles un apoyo asistencial inicial, consistente básicamente en una alimentación adecuada durante su proceso de recuperación, periodo en el cual se encuentran incapaces de realizar sus actividades productivas acostumbradas como la caza, pesca, o la generación de ingresos económicos por trabajo asalariado.
Al respecto, los insumos para su alimentación deberían basarse en productos naturales como la yuca, plátanos verdes, carne, pescado y leche, respecto a los cuales es recomendable que sean proporcionados a los nativos para que sean ellos mismos quienes los preparen de acuerdo a sus propias costumbres, evitando de ésta manera que se puedan producir efectos perjudiciales para su salud como resultado del uso de sazonadores y saborizantes a los cuales no están acostumbrados, y evitando la generación de dependencia de productos manufacturados.
Durante su permanencia, se deberá incentivar a los nativos a desinfectar su lugar de alojamiento con ceniza, como una práctica recurrente, para evitar la proliferación de agentes virales y bacterias que podrían afectar su salud o su proceso de recuperación. Se deberá ser tolerante ante las diferencias en su comportamiento, orientándolos en las distintas actividades de convivencia, y promoviendo medidas sanitarias como el lavado de manos y el uso de letrinas.
En caso de aquellas personas que requieran emplear a los nativos en actividades laborales como parte de su proceso de adaptación social, se deberá actuar en todo momento con un criterio justo y equitativo, evitando cualquier comportamiento que pueda interpretarse como una modalidad de explotación. Asimismo, éstas actividades sólo deberían desarrollarse en una etapa cuando las visitas de los nativos sean lo suficientemente frecuentes como para establecer relaciones laborales, de modo que su frágil condición de salud no resulte amenazada.
En éste proceso, como norma general se deberá obtener toda la información posible respecto a la forma de vida de los nativos, como una forma de sensibilizarse con su problemática y encontrar mejores mecanismos de apoyo. En todo momento deberá existir una relación de equidad y amabilidad, sin actitudes discriminatorias, respetando su derecho a mantener sus creencias y patrones de conducta tradicionales, sin buscar introducir nuevos valores culturales, los cuales podrían afectar su autoestima grupal y motivar la pérdida de sus costumbres ancestrales.
En ese sentido, también se deberá evitar cualquier comportamiento que pueda hacer sentir a los nativos en una situación de inferioridad o generar un rechazo hacia su cultura tradicional, así como también evitar la transmisión de comportamientos perjudiciales, como el consumo de alcohol y otras prácticas que podrían alterar sus patrones de conducta y generar dependencia cultural.
Asimismo, la población receptora debería rescatar los conocimientos tradicionales e incentivar la continuidad de sus prácticas, como por ejemplo a partir del interés por su conocimiento de las propiedades de las plantas medicinales, sus relatos míticos, sus creencias sobre los espíritus del bosque, entre otros temas, para fortalecer y mantener el valor de los conocimientos ancestrales y evitar que éstos sean sustituidos por elementos culturales externos.
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NOTA:
Este artículo fue originalmente publicado como folleto por el Proyecto Aprovechamiento y Manejo Sostenible de la Reserva de Biosfera y Parque Nacional del Manu (Pro-Manu). Cusco, Peru. 2003. 32 pag.