Poblaciones Indigenas de la Reserva de Biosfera del Manu

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Rodolfo Tello - Reserva de Biosfera Parque Nacional del Manu

Los pueblos indígenas de la Reserva de Biosfera del Manu se dividen en tres grandes grupos: comunidades nativas establecidas, indígenas en contacto inicial, e indígenas en situación de aislamiento. Cada grupo presenta características distintas, por lo cual se requiere un tratamiento diferenciado para cada uno de ellos. Entender las diferencias entre estos grupos, además de la diferenciación interna dentro de cada grupo, es un primer paso necesario para entender la realidad en que viven estos pueblos indígenas, y posteriormente diseñar programas de desarrollo, prevención o protección definidos en torno a sus necesidades especificas.

Cada uno de éstos grupos presenta características distintas y posee sus propias peculiaridades, de manera que para entender mejor la realidad en que viven, resulta necesario familiarizarnos con su situación particular y asumir una perspectiva distinta en cada uno de los casos.

En tal sentido, con el presente folleto informativo esperamos cubrir un importante vacío existente en el conocimiento colectivo respecto a las poblaciones nativas asentadas en la Reserva de Biosfera, así como también contribuir al proceso de sensibilización regional sobre las diferentes características y problemática de las poblaciones indígenas.

Cabe resaltar que la información contenida y los lineamientos institucionales se basan en un conjunto de precedentes anteriormente desarrollados por otras instancias, como las federaciones indígenas, el Parque Nacional del Manu, las ONG´s que trabajaron en la zona y otras entidades regionales, cuyos aportes han permitido una continuidad en el trabajo.

COMUNIDADES NATIVAS

Características Generales

Actualmente las acciones de las comunidades nativas se hallan orientadas principalmente hacia el mejoramiento de sus condiciones de vida, básicamente en los aspectos de salud, educación y servicios básicos. Casi todas las comunidades han logrado obtener sus títulos de propiedad territorial, y se encuentran afiliadas a alguna federación indígena, de las cuales reciben un apoyo en cuanto a reconocimiento territorial y disputas limítrofes, gestión de recursos externos, entre otros.

Al menos el 80% de los varones y el 50% de las mujeres habla o entiende el idioma castellano. El principal medio de comunicación es la radio, la cual les permite transmitir y recibir mensajes distantes, existiendo una comunicación continua con los distintos sectores externos y con sus parientes que se encuentran en diferentes comunidades.

Practican una agricultura tradicional de tala, roza y quema del terreno. Construyen sus viviendas con productos naturales de la zona, aunque en los últimos años se han venido utilizando materiales externos como los techos de calamina. Sin embargo, existe una tendencia a retomar los materiales tradicionales debido a las ventajas que ofrecen, aunque la disponibilidad de éstos recursos es cada vez más escasa.

La dieta básica alimenticia consiste en yuca, plátano, pescado y carne de animales silvestres, además de frutos del bosque recolectados y determinadas larvas comestibles que se constituyen como un importante suplemento de grasas y proteínas. En los últimos años su alimentación se ha venido complementando con productos cultivados como arroz y fríjol, además de insumos manufacturados.

Un aspecto importante es el hecho que éstas comunidades actualmente participan en un conjunto de instancias locales y regionales como federaciones indígenas, comités, gremios, entre otras, las cuales les permiten tener mayores espacios en cuanto a la toma de decisiones respecto a la planificación de su futuro.

Estrategia de Intervención

La estrategia de intervención del proyecto Pro-Manu en cuanto a las comunidades nativas se ha basado en el apoyo a propuestas específicas surgidas como resultado de una evaluación de los pedidos efectuados por los mismos indígenas, determinando previamente si las actividades requeridas permiten una adecuada reproducción de sus prácticas culturales tradicionales y una conservación del medio ambiente, evitando así potenciales efectos perjudiciales en el mediano y largo plazo.

En ese sentido, se ha venido desarrollando un programa de apoyo a la producción agrícola con semillas y asesoría técnico productiva, principalmente para mejorar su estado nutricional y ofrecer una alternativa económica basada en una actividad tradicional, además de ofrecer una propuesta tecnológica para la recuperación de los suelos y la apertura de chacras sin quemar el terreno para evitar la ampliación de la frontera agrícola, integrando sus patrones de cultivo con mecanismos de preservación de la Reserva de Biosfera.

De manera similar, se ha apoyado el desarrollo de planes ambientales comunales, para brindar a determinadas comunidades un documento que recoja una planificación a mediano plazo y establezca alternativas de desarrollo socio-económico y de mejoramiento de la calidad de vida de la población, en el marco de una estrategia de revaloración de los valores tradicionales y conservación de los recursos naturales.

En ese sentido, en base al análisis de las experiencias anteriores, se ha apoyado algunas iniciativas comunales referidas a proyectos de ecoturismo, a partir de un apoyo en cuanto a los estudios de viabilidad e infraestructura básica, considerando los potenciales impactos sociales y ambientales, fortaleciendo asimismo la organización interna y estimulando la participación indígena en instancias regionales como el Comité Local de Apoyo al Parque Nacional del Manu.

Asimismo, se ha fomentado la ampliación de la cobertura geográfica y la frecuencia de visitas médicas a las comunidades por parte de las dependencias locales del sector salud, a partir de convenios de apoyo y mejoramiento de su capacidad logística.

Comunidades Nativas de la Zona

 Comunidad Nativa de Queros

Los habitantes de la comunidad nativa de Queros pertenecen al grupo étnico Huachipaeri, de la familia lingüística Harakmbut. Actualmente sus integrantes son poco numerosos, encontrándose en una etapa donde los riesgos de pérdida de conocimientos ancestrales y de valores culturales tradicionales se han venido intensificando en función al incremento de sus relaciones interculturales con los centros poblados de la zona.

Los Huachipaeri han habitado la región desde épocas ancestrales, realizando intercambios comerciales con los Incas, y estableciendo alianzas pacíficas con los Matsiguenga y los Amarakaeri de la zona. A fines de la década de 1940, una misión religiosa congregó a los Huachipaeri, presentándose poco tiempo después una epidemia de viruela que trajo como consecuencia la muerte de aproximadamente un 65% de su población, lo cual en parte explica su reducida población. Queros fue reconocida legalmente como Comunidad Nativa en el año 1990.

Actualmente, la población de la comunidad nativa de Queros se halla integrada por aproximadamente 38 personas, un número bastante reducido debido principalmente a que en los últimos años muchos de sus miembros han ido abandonando progresivamente el lugar para integrarse a los centros poblados y otras comunidades de la zona, atraídos principalmente por la búsqueda de mejores perspectivas económicas, una mejor educación para sus hijos, entre otras motivaciones.

La comunidad de Queros se encuentra ubicada en la margen izquierda del río Queros, aproximadamente a 11 Km al sureste de la localidad de Pillcopata, a dos horas y media de caminata, en una zona de selva alta considerada como bosque húmedo sub-tropical.

Comunidad Nativa de Santa Rosa de Huacaria

Entre los habitantes de la comunidad nativa de Santa Rosa de Huacaria encontramos a miembros del grupo étnico Huachipaeri, quienes inicialmente, al ver su población seriamente disminuida por la acción de los caucheros y los conflictos interétnicos, concertaron una alianza matrimonial pacífica con los Matsiguenga y establecieron un patrón de residencia común.

Asimismo, durante las últimas décadas muchas personas procedentes del área andina se asentaron en la zona y fueron asimilados como miembros de la comunidad, la cual fue fundada en el año 1965. Actualmente se cuenta con aproximadamente 130 habitantes procedentes de tres grupos culturales diferentes.

En el aspecto de salud, ellos reciben atención médica por parte de un promotor capacitado por el centro médico de Pillcopata, aunque su presencia es insuficiente para atender los cuadros de múltiples complicaciones. Los principales brotes epidémicos producidos en los últimos años se han generado a partir de infecciones respiratorias diversas.

Ocasionalmente la comunidad recibe la visita de turistas interesados en apreciar el ecosistema local y obtener un mayor conocimiento acerca del estilo de vida nativo, además de adquirir artesanías diversas fabricadas por los integrantes de la comunidad, constituyéndose como una fuente de ingresos económicos.

La comunidad de Huacaria se encuentra ubicada en la margen derecha del río Piñi Piñi, aproximadamente a 9 km al noroeste del centro poblado de Pillcopata, a dos horas de caminata. Existe una trocha carrozable que permite el ingreso de vehículos en determinadas épocas del año.

Comunidad Nativa de Palotoa-Teparo

Los habitantes de la comunidad nativa de Palotoa-Teparo pertenecen al grupo étnico Matsiguenga, de la familia lingüística Arawak, quienes fueron inicialmente congregados en la zona por la Misión Dominica de Shintuya, en una etapa caracterizada por la extracción de los recursos naturales con fines comerciales.

Posteriormente, éstos nativos se retiraron de la influencia de la Misión Dominica y se constituyeron como una comunidad independiente en la década de 1970, principalmente debido a la presencia motivadora de Vitaliano Cabrera, el líder comunal que congregó a muchas familias a partir de alianzas matrimoniales.

La comunidad de Palotoa-Teparo se halla actualmente ubicada en la margen izquierda del río Palotoa, aproximadamente a 12 km al noroeste del centro poblado de Santa Cruz, a una hora de viaje en bote. Sin embargo, ésta ubicación se estableció recientemente en 1999, luego de múltiples disputas territoriales principalmente con la comunidad nativa de Shintuya.

La comunidad se halla constituida por aproximadamente 94 personas. Cuenta con una escuela y un puesto de salud a cargo de un técnico sanitario que atiende las enfermedades más frecuentes, principalmente bronquiales y estomacales. Las principales actividades que realizan se basan en la agricultura, caza, pesca y recolección de productos del bosque, y se orientan principalmente hacia el autoconsumo.

Actualmente están participando en un proyecto para la implementación de un circuito turístico, donde el principal atractivo se halla constituido por los petroglifos de Pusharo, que son grabados precolombinos en la base de un farallón, que denotan un conjunto de símbolos y figuras cuyo significado hasta el momento no ha sido esclarecido, además de animales y aves silvestres.

Comunidad Nativa de Shintuya

La comunidad nativa de Shintuya se halla integrada principalmente por miembros del grupo étnico Amarakaeri, de la familia lingüística Harakmbut, además de nativos pertenecientes a los grupos étnicos Huachipaeri y Matsiguenga, algunos migrantes del área andina asentados en la comunidad, y representantes de instituciones externas.

La comunidad se estableció a fines de la década de 1950, a partir de la congregación de diversos grupos de filiación Amarakaeri que anteriormente vivían en una situación de aislamiento, dentro de un programa fomentado por la Misión Dominica, utilizando para ello a los nativos Huachipaeri como guías y traductores.

Sus relaciones con la Misión trajeron como consecuencia la transmisión de enfermedades externas que afectaron gravemente a los indígenas durante sus primeros años de contacto, surgiendo además de un conjunto de problemas a raíz de la convivencia conjunta y la escasez de recursos, por lo cual muchos de los sobrevivientes se alejaron de la influencia de la Misión Dominica hacia la cuenca media del río Madre de Dios.

En los últimos años, sus actividades económicas se han venido orientando principalmente hacia la extracción maderera, hasta que se hizo pública la prohibición de ésta actividad -luego que los recursos maderables más valiosos de la zona fueron casi agotados- dedicándose posteriormente a realizar actividades de subsistencia basadas en la agricultura y el comercio, además de la caza y la pesca.

Actualmente la comunidad se halla conformada por 250 personas, y cuenta con un centro de salud, un colegio primario y secundario, energía eléctrica y acceso por carretera. Se encuentra ubicada en la margen derecha del río Alto Madre de Dios, a media hora de viaje en bote o 10 minutos en carro al este del centro poblado de Santa Cruz, aproximadamente a 7 km.

Comunidad Nativa de Shipetiari

Los habitantes de la comunidad nativa de Shipetiari pertenecen al grupo étnico Matsiguenga, de la familia lingüística Arawak, quienes proceden de diferentes lugares geográficos distantes como los ríos Sotileja, Manu, Bajo Urubamba, Camisea, Palotoa, Shinkivenia, Pinquén, entre otros, congregándose como comunidad desde la década de 1980.

Esta zona era tradicionalmente habitada por grupos matsiguengas. Antes de la creación del Parque Nacional del Manu, la principal actividad socio-económica era la agricultura, y últimamente la extracción de madera valiosa como cedro y caoba, orientada hacia la generación de ingresos económicos.

La población actual de Shipetiari es de 120 habitantes, quienes cuentan con una escuela, un local comunal y un refugio para los visitantes. Aún mantienen y practican sus conocimientos médicos tradicionales basados en plantas medicinales, motivo por el cual algunas personas de fuera acuden a la comunidad para beneficiarse de éstos conocimientos.

Sin embargo, los pobladores también presentan problemas de salud como infecciones respiratorias, parasitosis, desnutrición crónica, afecciones a la piel, tuberculosis, entre otros, debido a significativos cambios en sus patrones de consumo, principalmente a la ausencia progresiva de recursos de caza y pesca en la zona, y una atención médica poco frecuente.

La comunidad de Shipetiari limita directamente con el Parque Nacional del Manu, y se encuentra ubicada en la margen izquierda del río Alto Madre de Dios, aproximadamente a 46 km al noreste del centro poblado de Santa Cruz, a tres o cuatro horas de viaje en bote. El río es la única vía de acceso para llegar a ésta comunidad.

Comunidad Nativa de Diamante

Los habitantes de la comunidad nativa de Diamante, procedentes del río Bajo Urubamba, pertenecen al grupo étnico Yine, conocido generalmente como Piro, de la familia lingüística Arawak. Los habitantes de la cuenca del río Madre de Dios se autodenominan “Yine Manu Gajene”, para diferenciarse de otros grupos Yine ubicados en sectores geográficos distintos.

Los Yine han practicado tradicionalmente la agricultura, caza, pesca y recolección. Entre ellos, las mujeres también pueden dedicarse a la caza, a diferencia de otros grupos étnicos donde ésta actividad se encuentra restringida para ellas. En Diamante las mujeres tienen una gran influencia en la esfera familiar, y de ésta manera también en los asuntos públicos.

En los últimos años los Yine de Diamante se han venido dedicando a la extracción de madera, el comercio, la crianza de animales menores y últimamente a recolectar hojas de palmera para venderlos en el poblado de Boca Manu, debido a la gran demanda que éstas representan para su utilización en el techado de viviendas y refugios turísticos de la zona.

La población actual de Diamante es de 350 personas, aunque algunos de ellos son de filiación étnica Matsiguenga y Huachipaeri. Cuentan con una escuela primaria y un colegio técnico agropecuario, un generador eléctrico, un puesto de salud, aunque la implementación de medicamentos es muy escasa. La población espera desarrollar un proyecto orientado al turismo.

La comunidad se encuentra ubicada en el último punto donde llega la carretera procedente del Cusco, en la margen derecha del río Alto Madre de Dios, aproximadamente a 90 km al noreste del poblado de Santa Cruz, a cuatro horas de viaje en bote, y a 12 km al suroeste del poblado de Boca Manu, a media hora en bote.

Comunidad Nativa de Isla de los Valles

Los habitantes de la comunidad nativa de Isla de los Valles pertenecen al grupo étnico Yine, conocido generalmente como Piro, de la familia lingüística Arawak, aunque actualmente existen algunos miembros de los grupos étnicos Matsiguenga y Huachipaeri con quienes los Yine contrajeron matrimonio.

Los Yine han habitado la zona del río Bajo Urubamba desde tiempos inmemoriales, recorriendo el Manu conjuntamente con otros grupos étnicos. Poseen gran destreza en la elaboración de artesanías en cerámica, tejidos de algodón y cortezas naturales, además de chaquiras, collares y adornos diversos.

Anteriormente residían en la boca del río Pinquén, y luego se trasladaron a su actual asentamiento ubicado en la margen izquierda del río Manu, en su encuentro con el río Alto Madre de Dios, a 500 metros al noroeste del centro poblado de Boca Manu. El acceso a la comunidad es únicamente a través del río, aunque a su vez éste representa una amenaza debido a la constante erosión del suelo por el cambio del cauce del río, especialmente en la temporada lluviosa.

Actualmente la comunidad cuenta con aproximadamente 89 personas, las cuales se encuentran unidas por vínculos de parentesco que en alguna medida abarcan casi a todos sus integrantes. Cuentan con una escuela primaria y un puesto de salud, aunque los servicios prestados no satisfacen los requerimientos médicos, por lo cual usualmente se dirigen al poblado de Boca Manu.

En los últimos años han tenido considerables problemas para conseguir la titulación de sus tierras comunales, debido a su cercanía con el poblado de Boca Manu y las consiguientes disputas territoriales generadas por la escasez de terrenos libres del Estado en ésta zona.

Comunidad Nativa de Tayakome

Los habitantes de la comunidad nativa de Tayakome pertenecen al grupo étnico Matsiguenga, de la familia lingüística Arawak. La comunidad se encuentra reconocida, aunque no posee título de propiedad comunal por encontrarse al interior del Parque Nacional del Manu.

La comunidad se asentó en su actual ubicación debido principalmente al accionar del Instituto Lingüístico de Verano (ILV) en la década de 1950, promoviendo la concentración de grupos dispersos procedentes de los ríos Sotileja, Alto Manu, Cumerjali, Yomybato, entre otros, utilizando para ello como guías e intérpretes a otros Matsiguengas procedentes de la cuenca del río Bajo Urubamba.

Actualmente, ésta comunidad se encuentra participando conjuntamente con la comunidad de Yomybato en un proyecto de ecoturismo denominado Casa Matsiguenga, consistente en un albergue operativo ubicado en la zona de uso turístico del Parque Nacional del Manu.

La población actual de la comunidad es de aproximadamente 203 habitantes, y cuenta con una escuela primaria, posta de salud y teléfono satelital. Uno de sus mayores temas de interés es la posibilidad de obtener ingresos económicos procedentes de diversas actividades y no sólo del ecoturismo y la investigación, que son las principales opciones comerciales permitidas dentro del área natural protegida donde viven.

La comunidad se encuentra ubicada en la margen derecha del río Manu, aproximadamente a 320 km al noroeste del poblado de Boca Manu, a diez horas de viaje en bote con motor fuera de borda. Debido al caudal del río es posible llegar a la comunidad en cualquier época del año.

Comunidad Nativa de Yomybato

Los habitantes de la comunidad nativa de Yomybato pertenecen al grupo étnico Matsiguenga, de la familia lingüística Arawak. Esta comunidad posee un reconocimiento, aunque no tiene un título de propiedad comunal por encontrarse al interior del Parque Nacional del Manu.

En la década de 1970 muchas familias congregadas en la comunidad de Tayakome decidieron retirarse a una zona menos accesible, principalmente por temor a los ataques de los Yora y para distanciarse de las enfermedades que venían de fuera, además del descontento con sus líderes y diversos conflictos sociales internos, estableciéndose en la quebrada Yomybato, también conocida como Quebrada Fierro.

En la década de 1980, las actividades de las compañías petroleras de la zona ocasionaron que indígenas Yora en aislamiento se desplazaran al territorio de los Matsiguenga dentro del Parque Nacional del Manu, generando un desplazamiento de éstos últimos hacia la comunidad de Yomybato, procedentes principalmente de las partes altas de los ríos Cumerjali, Sotileja y Yomybato o Fierro.

La población actual de la comunidad es de aproximadamente 212 habitantes, quienes cuentan con una escuela primaria, una posta de salud y teléfono satelital. Durante los primeros años de intervención, se presentaron muchas quejas contra el personal de salud principalmente referidas a la falta de respeto por las costumbres tradicionales indígenas.

La comunidad se encuentra ubicada en la Quebrada Fierro, un afluente de la margen derecha del río Manu, aproximadamente a 62 km al suroeste de la comunidad de Tayakome, a cuatro horas de viaje en bote con motor fuera de borda en épocas de lluvia. En la temporada seca, el viaje en peque peque puede durar más de un día debido al bajo nivel de las aguas.

INDÍGENAS EN CONTACTO INICIAL

Características Generales

Las poblaciones indígenas en contacto inicial son grupos generalmente asentados en lugares geográficamente distantes y de difícil acceso, usualmente en las cabeceras de los ríos, lo cual les permite establecer relaciones poco frecuentes con la sociedad externa y conservar un estilo de vida acorde a sus costumbres tradicionales.

Sin embargo, existen considerables riesgos para éstas poblaciones indígenas, puesto que se encuentran en una situación de alta vulnerabilidad ante la presencia de visitantes portadores de enfermedades externas, frente a las cuales su organismo no cuenta con defensas biológicas adecuadas, y que podrían afectar seriamente a su población.

Considerando éstas amenazas, se ha establecido que las visitas a éstos indígenas deberían reducirse al mínimo posible, para evitar la transmisión involuntaria de agentes virales y bacterias externas, y que en cualquier caso de visitas se debería contar también con la presencia del personal de salud de la zona.

Estas poblaciones se encuentran en una etapa reciente de articulación cultural, por lo cual existen considerables diferencias culturales e idiomáticas que los mantienen alejados de los centros poblados o comunidades nativas establecidas, desarrollando sus actividades de subsistencia en base a la caza, pesca, recolección de frutos del bosque y cultivos agrícolas.

Sin embargo, la decisión de integrarse a alguna de las instancias externas o mantenerse alejados corresponde a una decisión propia de los nativos basada en su derecho de autodeterminación, por lo cual no se debería tratar de influenciar o manipular su comportamiento para generar un acercamiento cultural.

Estrategia de Intervención

La estrategia de intervención del proyecto Pro-Manu en cuanto a las poblaciones indígenas en contacto inicial se ha orientado principalmente hacia la preservación de la salud poblacional, reforzando las acciones de las dependencias locales del Ministerio de Salud, a través de convenios de cooperación orientados a ampliar su cobertura médica.

En ese sentido, se ha venido apoyando a las instancias de salud con medios logísticos para el desplazamiento de su personal hacia la zona de residencia de los nativos, contribuyendo asimismo con medicamentos especializados, elementos de abrigo y alimentos básicos, especialmente en situaciones de emergencia médica y en campañas de salud.

Asimismo, se ha contribuido a fortalecer la capacidad operativa de las dependencias locales del Ministerio de Salud en Pillcopata y Salvación a través de la dotación de botes con motores fuera de borda, para que puedan responder de manera adecuada, oportuna y con mayor autonomía ante potenciales situaciones de emergencia, además de aumentar la frecuencia de sus campañas médicas y ampliar su cobertura geográfica.

De manera similar, se ha venido brindando apoyo logístico a la Jefatura del Parque Nacional del Manu para la realización de viajes de reconocimiento y visitas de monitoreo especial hacia las zonas de residencia de indígenas en contacto inicial, además de apoyar la construcción de refugios de vigilancia para controlar el ingreso furtivo de personas extrañas.

Por otro lado, se ha venido desarrollando actividades de prevención, orientadas a sensibilizar a la población regional acerca de las características y situación de vulnerabilidad de éstas poblaciones, a través de la elaboración y difusión de una guía para expediciones y relaciones con indígenas en contacto inicial, además de la difusión de mensajes radiales en la zona.

Poblaciones Indígenas en Contacto Inicial

Ríos Piñi Piñi-Mameria

Los indígenas que habitan en la cuenca alta de los ríos Piñi Piñi y Mameria pertenecen al grupo étnico Matsiguenga, de la familia lingüística Arawak. Su población actual es de al menos 126 personas quienes ocasionalmente reciben visitas de atención médica y monitoreo por parte del Centro de Salud de Pillcopata y del Parque Nacional del Manu, pero también existen otros grupos familiares que residen en lugares menos accesibles y que sólo mantienen relaciones con los otros nativos que reciben las visitas de las expediciones institucionales.

Desde la llegada de los conquistadores españoles, ésta zona ha sido periódicamente visitada por exploradores en búsqueda del “Paititi”, una ciudadela mítica llena de tesoros guardados por los Incas, a través de distintas expediciones que se han venido realizando hasta la fecha. Actualmente, ésta área es visitada también por mineros y pescadores artesanales, además de operadores turísticos informales.

Los asentamientos indígenas se encuentran ubicados al interior del Parque Nacional del Manu, aproximadamente a tres días de viaje en bote desde el centro poblado de Pillcopata. Mantienen relaciones de intercambio con asentamientos andinos como Callanga y Lacco, y en la zona amazónica con la comunidad nativa de Huacaria, además de relaciones poco frecuentes con el poblado de Pillcopata hacia donde se dirigen principalmente para solicitar atención médica.

Durante los últimos años, existen referencias que éstos indígenas han venido siendo explotados como fuerza laboral por migrantes andinos asentados en la zona, quienes han venido empleándolos en labores agrícolas sin retribuirles de manera adecuada por sus servicios –usualmente unas pocas herramientas metálicas por varias semanas de trabajo- y acosando sexualmente a las esposas e hijas de los indígenas que van a trabajar para ellos.

Ríos Palotoa-Shinkivenia

Los indígenas que habitan en la cuenca alta de los ríos Palotoa y Shinkivenia pertenecen al grupo étnico Matsiguenga, de la familia lingüística Arawak. Unas pocas familias habitan en el asentamiento de Abaroa, que se encuentra ubicado aproximadamente a una hora de caminata de la comunidad nativa de Palotoa-Teparo.

El número de pobladores en el asentamiento de Abaroa es de aproximadamente 12 personas, quienes anteriormente vivían en las cabeceras del río Shinkivenia, donde actualmente existen aún varias familias que evitan establecer relaciones con los distintos sectores de la sociedad externa. Sin embargo, la información existente hasta el momento respecto a los indígenas de la zona de Shinkivenia es bastante limitada.

Los integrantes del asentamiento de Abaroa mantienen relaciones permanentes con los pobladores de la comunidad nativa de Palotoa-Teparo, con quienes intercambian productos adquiriendo un conjunto de elementos útiles como herramientas, ropa e insumos básicos. Una característica peculiar es que algunos de éstos nativos presentan rasgos físicos del tipo asiático, especialmente en cuanto a los ojos rasgados, por lo cual otro nombre con el cual se conoce a éste asentamiento es “Japón”.

Estos nativos reciben ocasionalmente al personal médico del Ministerio de Salud de la zona cuando organizan sus campañas, y cuando éstos nativos adquieren alguna enfermedad que no pueden tratar con sus métodos curativos tradicionales, principalmente infecciones respiratorias, la comunidad de Palotoa-Teparo convoca a las dependencias de salud para que organicen una pronta visita de atención médica a éstos indígenas.

Ríos Sotileja-Cumerjali

Los indígenas que habitan en la cuenca alta de los ríos Sotileja y Cumerjali pertenecen al grupo étnico Matsiguenga, de la familia lingüística Arawak. La población actual es de aproximadamente 250 personas, ubicadas en asentamientos dispersos ubicados a una distancia de hasta tres días de camino de la comunidad nativa de Yomybato, principalmente en las quebradas Santaniato, Tashibiniato y Shireniato.

Estos nativos usualmente se desplazan en función a los ciclos estacionales, ya que muchos de ellos tienen sus chacras de cultivo en las cabeceras del río Cumerjali, donde existe abundancia de peces en la época de verano, mientras en temporada de invierno se dirigen hacia la zona del río Sotileja, donde también tienen cultivos y complementan su alimentación con actividades de recolección, a partir de fuentes proteicas como ranas y caracoles, además de frutos silvestres.

Los indígenas que viven cerca de la comunidad de Yomybato mantienen relaciones constantes con ésta, de donde obtienen básicamente herramientas de metal para sus actividades agrícolas. Cuando éstas herramientas están gastadas, las transfieren a otros indígenas con menos contacto cultural, quienes a su vez las transfieren posteriormente a otros nativos.

Esta modalidad es posible debido a que entre los indígenas de la zona existe una relación de familiaridad basada en las relaciones de parentesco ampliadas. Por ello es frecuente que muchas personas de éstos asentamientos alejados se dirijan a la comunidad de Yomybato donde viven sus parientes, y a su vez sean visitados por éstos, en función a la disponibilidad o escasez estacional de oportunidades para obtener recursos alimenticios.

Ríos Camisea-Timpía

Los indígenas que habitan en la cuenca alta de los ríos Camisea y Manu Chico corresponden al subgrupo étnico Nanti, perteneciente al grupo de los Matsiguenga, de la familia lingüística Arawak. La población actual es de aproximadamente 300 personas, ubicadas principalmente en las comunidades de Montetoni y Marankiato en el río Camisea, quienes estacionalmente se desplazan hacia del río Manu Chico, además del asentamiento de Marientari en las cabeceras del río Timpía.

Para llegar a éstas comunidades, la única vía de acceso es a través del río, aproximadamente a dos días de viaje en bote desde la comunidad nativa de Camisea, ubicada en el encuentro del río del mismo nombre con el río Bajo Urubamba. Sin embargo, ocasionalmente se realizan campañas de atención médica para atender a éstos nativos.

La clasificación de los Nanti como un grupo distinto al Matsiguenga radica fundamentalmente en las significativas diferencias en cuanto a sus creencias espirituales, el uso de plantas medicinales y la existencia de curanderos especialistas, la percepción de las mujeres, además de las diferencias lingüísticas, por lo cual es necesario asumir un enfoque diferenciado respecto a éstos indígenas del resto de los nativos Matsiguengas.

Anteriormente existía una escuela primaria en la comunidad de Marankiato, donde asistían también alumnos de la comunidad de Montetoni, pero al poco tiempo de instalarse se produjeron diversos conflictos entre el profesor Matsiguenga designado y los pobladores de ambas comunidades, debido principalmente a una actitud discriminatoria respecto al estilo de vida local por parte del maestro, suspendiéndose las actividades escolares hasta la fecha.

Actualmente éstos nativos se encuentran amenazados por los efectos indirectos de las actividades de las empresas participantes en el Proyecto Gas de Camisea, ya que el tránsito continuo de embarcaciones, aviones y helicópteros han venido afectando los recursos de caza y pesca en la zona.

Ríos Paquiria-Jimblijimjileri

Los indígenas que habitan en los ríos Paquiria y Jimblijimjileri (Agua Hervida) corresponden al subgrupo étnico conocido como “Kirineri”, perteneciente al grupo de los Matsiguenga, de la familia lingüística Arawak. Su población actual es de al menos 100 personas, quienes residen en cuatro asentamientos: Maniokiari, Kipatsiari, Shiateni y Tsenkoriato.

En décadas anteriores, éstos indígenas vivían en una situación de aislamiento, motivados principalmente por la traumática experiencia que significó la época de extracción del caucho, ya que entonces se organizaban correrías por parte de otros indígenas con mayores contactos culturales para capturarlos y luego venderlos como esclavos, recibiendo a cambio armas de fuego, municiones, herramientas y otras mercancías.

En años anteriores, especialmente en la década de 1970, los nativos del río Paquiria fueron víctima de ataques periódicos por parte de los Yora (Nahua) que por entonces se encontraban en una situación de aislamiento, y acostumbraban atacar tanto a los nativos como a los madereros de la zona.

A partir de 1969, los indígenas del río Paquiria empezaron a establecer relaciones con la gente de fuera, principalmente con los Matsiguenga establecidos en la comunidad de Nueva Luz, iniciándose una etapa que al inicio resultó un tanto difícil puesto que en años previos se habían producido algunos casos de raptos de niños indígenas y de acoso sexual a las mujeres por parte de los madereros en la zona.

Actualmente mantienen ciertas relaciones con sectores de fuera, principalmente con los Matsiguengas de la comunidad de Nueva Luz, quienes en los últimos años han limitado el acceso de personas extrañas a la zona, especialmente de madereros, disminuyendo así los maltratos hacia los nativos que anteriormente se ejercían.

Ríos Mishahua-Serjali

Los integrantes del grupo de indígena Yora, conocido también como Nahua, pertenecen a la familia lingüística Pano. Se hallan asentados desde hace poco mas de una década en la comunidad de Santa Rosa de Serjali, ubicada entre los ríos Mishahua y Serjali, en el límite entre los departamentos de Ucayali y Cusco. Estos nativos poseen bastantes similitudes lingüísticas y culturales con el grupo étnico Yaminahua.

Anteriormente, éstos nativos vivían en una situación de aislamiento y eran considerados bastante agresivos, debido a los continuos ataques que realizaban contra madereros y otros nativos de la zona. El contacto cultural con la sociedad externa se produjo en el año 1984, cuando un grupo de indígenas Yora fue capturado por madereros de la zona y llevado a la fuerza hacia el poblado de Sepahua, donde se les brindó alimentos y regalos diversos para fomentar una atracción social.

Una de las consecuencias inmediatas de éste contacto fue que los indígenas contrajeron un conjunto de enfermedades virales como la gripe, influenza, tos ferina, entre otras, contra las cuales su organismo no poseía las defensas adecuadas, transmitiéndolas luego a sus parientes y amigos, generándose distintos brotes epidémicos que arrasaron con un porcentaje estimado entre el 30% y el 50% de la población nativa.

Actualmente la población de la comunidad de Serjali alcanza alrededor de 240 personas, pero se calcula que antes del contacto existían entre 300 y 400 individuos. Asimismo, existen otros subgrupos de filiación étnica Yora que aún se encuentran en una situación de aislamiento.

La comunidad de Santa Rosa de Serjali se encuentra ubicada a dos días de viaje en bote desde el poblado de Sepahua, y actualmente cuenta con una escuela y un módulo de salud operado por el personal de la Misión Dominica asentado en la comunidad.

INDIGENAS EN SITUACION DE AISLAMIENTO

Características Generales

Las poblaciones indígenas que viven actualmente en situación de aislamiento son grupos apartados que evitan establecer cualquier tipo de contacto con personas extrañas, manteniendo sus modos tradicionales de subsistencia basados en la caza, la pesca y la recolección de productos del bosque.

Sin embargo, su situación de aislamiento no significa que siempre hayan vivido apartados, sino más bien se trataría de una opción tomada por los propios indígenas, respecto a abstenerse de establecer relaciones con personas foráneas y evitar de ésta manera ser víctimas de enfermedades externas, la generación de conflictos y los maltratos ejercidos por la gente foránea, de los cuales probablemente tienen referencias por su experiencia con caucheros y madereros que estuvieron en la zona.

Estos grupos indígenas se desplazan continuamente para obtener sus insumos alimenticios del bosque en función a los ciclos estacionales de disponibilidad de recursos, habiendo desarrollado un conjunto de patrones culturales de adaptación al medio ambiente, necesitando por ello que se mantenga un equilibrio ecológico para garantizar su subsistencia.

En ese sentido, la posibilidad de producirse conflictos violentos no se encuentra ausente, ya que los indígenas pueden actuar de manera violenta en defensa de los recursos naturales que utilizan para su subsistencia o al sentirse amenazados por la presencia de personas extrañas en su territorio o que se encuentren realizando actividades que de alguna manera afecten sus modos de vida o sus patrones de subsistencia.

Estrategia de Intervención

La estrategia de intervención del proyecto Pro-Manu en cuanto a las poblaciones indígenas en situación de aislamiento se ha basado principalmente en desarrollar mecanismos de prevención para evitar o minimizar los potenciales efectos negativos para los indígenas que podrían surgir como resultado de los encuentros con éstos nativos.

Al respecto, se han elaborado y difundido una serie de afiches, trípticos y mensajes radiales, además de talleres con las comunidades nativas de la zona, cuyo objetivo ha sido informar y sensibilizar a la población regional acerca de las características y situación de vulnerabilidad de éstas poblaciones indígenas, así como la necesidad de asumir medidas preventivas al respecto.

El principal mensaje que se ha venido transmitiendo se refiere a la necesidad de evitar la búsqueda de contactos con indígenas aislados debido a los graves riesgos que implica el establecimiento de relaciones con éstos, así como también de establecer procedimientos adecuados para afrontar potenciales encuentros imprevistos, a través de un protocolo para situaciones de contacto con indígenas aislados elaborado y difundido.

El desarrollo de los distintos planteamientos referidos a los grupos indígenas en situación de aislamiento se basa principalmente en los derechos básicos de las personas contemplados en la legislación peruana vigente y en los acuerdos internacionales suscritos, como el Convenio 169 sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes, la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas promulgada por las Naciones Unidas, entre otros.

En ese sentido, el principal criterio que ha orientado los lineamientos institucionales se ha establecido a partir del respeto a los derechos culturales y de autodeterminación de los pueblos, respecto a su decisión de mantenerse en una situación de aislamiento, lo cual se ha considerado como un referente por encima de cualquier actividad de carácter religioso, económico o de investigación.

Grupos Indígenas en Aislamiento

 Los Mashco-Piro

Estos indígenas pertenecen a la familia lingüística Arawak, cuyo idioma es similar al Yine. Mantienen un patrón de vida nómada basado en los ciclos estacionales que determinan la disponibilidad de recursos del bosque, ya que en temporada de lluvias se encuentran en las cabeceras y en la temporada seca se dirigen hacia las playas de los ríos.

Los nativos se desplazan en grupos por un territorio extenso, principalmente entre los ríos Las Piedras, Lidia, Los Amigos, Pinquén, Panagua, Manu, y otras quebradas menores. Se estima que el número de indígenas pertenecientes a éste grupo en la zona sería de al menos 250 individuos.

Asimismo, se presume que éstos grupos anteriormente mantenían relaciones con otros nativos, especialmente con los Yine, pero debido a las experiencias de abusos ejercidos por los caucheros y las enfermedades transmitidas, optaron por retirarse hacia las zonas más alejadas y de difícil acceso, evitando a partir de allí establecer cualquier contacto con personas extrañas.

El mayor contacto que se ha establecido con miembros de este grupo en las últimas décadas se produjo cuando tres mujeres Masco-Piro establecieron relaciones con los guardaparques del puesto de vigilancia de Pakitza, al interior del Parque Nacional del Manu, las cuales posteriormente contrajeron matrimonio con indígenas de las comunidades nativas de Diamante y Shipetiari, pero viviendo un tanto apartadas.

Actualmente, la principal amenaza para éste grupo se halla representada por la presencia de madereros ilegales que realizan actividades de extracción forestal en su territorio, existiendo la posibilidad de generarse conflictos violentos -que ya se han venido produciendo- y desplazamientos territoriales, afectando con ello sus patrones de subsistencia.

Los Matsiguenga

Los Matsiguenga pertenecen a la familia lingüística Arawak. Los grupos que viven en aislamiento son conocidos principalmente como “Kugapakori” y “Kirineri”, vocablos matsiguenga que significan “matagente”, “asesino”, entre otras connotaciones que implican la existencia de un comportaminento agresivo en sus ocasionales encuentros con otros grupos indígenas de mayor contacto cultural.

Sin embargo, los términos mencionados no sólo se refieren a una actitud violenta con los extraños, sino que también se refieren a las características “diferentes” que presentan éstos grupos aislados, donde el énfasis radica en su estilo de vida que es considerado muy poco “civilizado” o cuya forma de hablar resulte extraña o incomprensible por los demás indígenas Matsiguengas asentados en la región.

Durante las décadas de 1970 y 1980 se realizaron actividades de exploración y prospección sísmica por parte de compañías petroleras y un proyecto gubernamental para habilitar un aeródromo en la zona donde se hallaban asentados éstos indígenas, etapa durante la cual se produjeron múltiples ataques con flechas e incidentes con los trabajadores.

A partir de éstos encuentros, fue posible obtener información acerca de determinados detalles de su apariencia física, según la cual se trata de grupos numerosos conformados por individuos de elevada estatura, algunos de los cuales tienen barba, están completamente desnudos y cuando atacan a los foráneos se pintan el cuerpo de color rojo con achiote.

Actualmente se tiene referencias que éstos indígenas se ubican principalmente en las cabeceras de los ríos Serjali, Paquiria, Alto Manu, Sotileja, entre otras quebradas menores. Se calcula que su población es de al menos 300 personas, y los principales riesgos para ellos son las enfermedades y los conflictos surgidos como resultado de los encuentros ocasionales con madereros ilegales en la zona.

Los Yora (Nahua)

Los indígenas Yora pertenecen a la familia lingüística Pano. Los grupos que viven en aislamiento son conocidos por diversas denominaciones locales, pero su modo de vida es similar al acostumbrado por los Yora de Santa Rosa de Serjali antes de su contacto cultural con la sociedad externa.

Su ubicación actual comprende principalmente las cabeceras de los ríos Mishahua, Cújar, Purús, así como también en las cabeceras de los ríos Tahuamanu y Yaco, entre otros. Su modo de vida se basa en un patrón itinerante, desplazándose de manera estacional en función a la disponibilidad de recursos del bosque. Su población actual se estima conformada al menos por 200 personas.

Actualmente el territorio que habitan éstos grupos indígenas se halla dentro de áreas protegidas por dispositivos legales, debido a su ubicación en la Reserva del Estado a favor de las poblaciones Nahua-Kugapakori, la Zona Reservada Alto Purús, la Reserva del Estado a favor de las poblaciones indígenas aisladas de Madre de Dios, entre otras.

Sin embargo, la falta de un control efectivo por parte de las instancias encargadas ha venido generando serias amenazas para éstos indígenas, especialmente en cuanto a su salud y a sus recursos de subsistencia, habiéndose producido múltiples conflictos violentos en los últimos años, debido a la presencia de personas extrañas en su territorio, principalmente de madereros y otras personas que realizan actividades furtivas de caza y pesca en la zona.

Al respecto, otro de sus problemas importantes se ha generado a partir de las concesiones forestales otorgadas en la zona donde transitan indígenas aislados o donde realizan sus actividades de subsistencia, declarándose el territorio indígena como bosque de libre disponibilidad, y evidenciándose con ello un gran desconocimiento de la realidad local y de los riesgos que las actividades de los madereros implican para los indígenas.

CONCLUSIONES

Las poblaciones indígenas de la Reserva de Biosfera del Manu representan una significativa muestra de la diversidad cultural y un patrimonio muy importante de la región, el cual es necesario conservar, especialmente en cuanto a las formas de vida y costumbres tradicionales, lo cual depende en gran medida del respeto y la valoración de sus manifestaciones culturales tradicionales por parte de los distintos sectores externos.

En ésta zona existen al menos siete grupos étnicos diferenciados, constituidos por los indígenas Matsiguenga, Yora (Nahua), Yine (Piro), Nanti, Masco-Piro, Huachipaeri y Amarakaeri. Una cifra estimada acerca del número de indígenas en la región nos muestra la presencia de al menos 3,280 habitantes, de los cuales un 46% corresponde a las comunidades nativas, un 31% a los indígenas en contacto inicial, y un 23% a los indígenas en situación de aislamiento.

Los principales problemas comunes que afrontan actualmente éstos nativos se refieren básicamente al aspecto de salud y nutrición, generados por un desconocimiento de su situación de vulnerabilidad por parte de personas extrañas y a las limitaciones en cuanto a la prestación de servicios médicos, además de la invasión territorial, la creciente dependencia de elementos externos, el crecimiento poblacional y la presión sobre los recursos del bosque cercanos a los asentamientos indígenas sedentarios, entre otros.

Asimismo, es importante señalar que las poblaciones indígenas se han venido desarrollando en un contexto de discriminación cultural externa que en alguna medida ha venido afectando la continuidad de sus prácticas tradicionales, a partir de la falta de una valoración externa que ha generado una pérdida progresiva de la autoestima grupal y una consiguiente ausencia de interés en la reproducción los valores ancestrales principalmente por parte de la actual generación de jóvenes.

Por consiguiente, es necesario asumir una actitud responsable, orientada a evitar la pérdida progresiva de conocimientos y valores culturales indígenas, identificando el rol que le corresponde a la sociedad externa en cuanto a la preservación de la diversidad cultural existente en la región, y la necesidad de asumir una actitud orientada hacia la revaloración de su cultura tradicional.

Al respecto, es recomendable también informarnos mejor acerca de las condiciones de vida y problemática actual de los nativos, y sobre la necesidad de establecer procedimientos preventivos respecto a su salud e integridad, asumiendo un rol de vigilancia sobre el respeto a su territorio, a los derechos indígenas y a su autodeterminación de mantener el modo de vida que ellos decidan, estableciendo mejores criterios valorativos respecto sus manifestaciones culturales tradicionales.

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NOTA:

Este artículo fue originalmente publicado como folleto por el Proyecto Aprovechamiento y Manejo Sostenible de la Reserva de Biosfera y Parque Nacional del Manu (Pro-Manu). Cusco, Peru. 2003. 32 pag.

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